4,4 millones de trabajadores se han sumado en la última semana a pedir ayudas al gobierno federal para afrontar su desempleo. El cierre de negocios debido a la crisis sanitaria ha generado que uno de cada seis empleos sea destruido, algo que podría empeorar con la llagada de mayo.
No hay precedentes que se puedan comparar con la crisis de desempleo que se está viviendo en Estados Unidos. Ninguna de las anteriores crisis económicas había mandado al paro a 26 millones de personas. Uno de cada seis trabajadores estadounidenses se vio forzado a pedir ayudas económicas por desempleo en las últimas cinco semanas. Y la situación parece que va a peor.
La crisis de Covid-19 ha pillado por sorpresa a muchos. Antes de todo esto, las tasas de desempleo en Estados Unidos eran ínfimas, rondando el tres o el cuatro por ciento, algo que se puede considerar prácticamente un pleno empleo. Ahora, la avalancha de cierres ha sorprendido al gobierno federal de Donald Trump.
Para entender la situación, hay que remontarse a la Gran Depresión. En esos momentos, el paro en Estados Unidos estuvo en torno al 14%. Es verdad, que en esa ocasión, los datos se mantuvieron entre 1930 y 1940, pero los expertos no saben a ciencia cierta si los datos de esta crisis se mejorarán rápidamente o si se prolongarán en el tiempo.
Para finales de abril, se tiene previsto llegar a cifras del 20% de desempleo en el país. Estos datos tan negativos se dieron en algunos países mediterráneos de la Unión Europea en la crisis financiera del 2008, pero nunca se llegaron a plasmar con tanta virulencia en Estados Unidos. Algunos economistas aseguran que la producción de la nación podría reducirse dos veces más que en aquella ocasión.
El tiempo que dure este periodo será la clave para determinar si Estados Unidos se enfrenta a la peor crisis de su historia o no. Algunos economistas señalan que los empleadores aumentarán la contratación en los próximos dos o tres meses, pero otros creen que, si se notifican repuntes de la enfermedad, esto podría alargarse hasta más allá del comienzo de 2021.
Tensiones entre gobernadores y Washington D.C.
Todo esto se produce sin que todo el país haya decretado la cuarentena nacional. La decisión esta siendo tomada por los estados de forma independiente y esto está generando tensiones entre los gobernadores y Washington, especialmente aquellos que son demócratas. Los gobernadores demócratas se han tomado más en serio el peligro que entraña la pandemia de Covid-19, mientras que Donald Trump ya habla de reapertura económica.
Desde la Casa Blanca, se infravaloró, en un principio, la virulencia de la enfermedad, para después comenzar una campaña contra China en la que se acusa al país asiático de una serie de negligencias durante las primeras semanas del brote en la ciudad de Wuhan. Pero, entre las filas del Partido Republicano, sigue habiendo mucho escepticismo respecto a la dureza de las medidas para frenar al virus.
Durante las últimas jornadas, cientos de seguidores de Donald Trump se han manifestado en contra del cierre de las empresas y negocios. Acusaron a los gobernadores demócratas de “exagerar” las medidas, y en algunos casos hasta se cuestionó la existencia del virus.
Ante esto, algunos gobernadores decidieron aliviar las medidas de confinamiento. En Georgia, estado profundamente republicano, los gimnasios, peluquerías y bares podrán abrir a partir del próximo viernes. Pero no está claro que las aperturas puntuales de locales alivien la situación del empleo en el país.
La duda está en si muchas de las empresas pequeñas del país que han cerrado durante estas semanas puedan abrir de nuevo. Según notifican, muchas de ellas no han recibido ningún tipo de ayuda federal para afrontar estas semanas, y si tenían préstamos o deudas pendientes, han entrado en quiebra.
El desempleo afecta a los más vulnerables económicamente
El desempleo no afecta a todos los sectores sociales por igual. En primer lugar, las mujeres constituyen la mayoría de las trabajadoras en algunos sectores que fueron los más afectados, como el de la salud fuera de los hospitales o las cuidadoras del hogar. Según Heidi Shierholz, economista del Instituto de Economía Política Progresista, este grupo se vio más afectado que el de los hombres al presentar el 56% de los despidos.
Lo mismo sucede con los afroamericanos y los latinos, que según reflejan varias encuestas, son los primeros en ser despedidos. Aunque el gobierno no rastrea los datos de las solicitudes de desempleo por género o etnia, una encuesta de la Universidad del Sur de California concluyó que el 21% de los afroamericanos y el 18% de los latinos dicen que han perdido sus empleos en el último mes, en comparación con el 15% de los blancos.
Un factor en esa disparidad es la capacidad de trabajar desde casa. Un estudio realizado por el Center for American Progress asegura que los blancos, por el tipo de empleo que desarrollan, tienen más del doble de probabilidades que los afroamericanos de poder trabajar en casa y un 50% más de probabilidades que los latinos. A esto hay que añadirle que, en muchas ocasiones, estos sectores tienen puestos de trabajo no registrados por las autoridades.
De todos aquellos que han solicitado el paquete de ayudas muchos todavía no han recibido nada. La solicitud ha sido tan grande durante estas semanas, que muchos trabajadores tienen ya aprobada la ayuda, pero no la reciben. A esto hay que sumarle que también hay personas sin trabajo que no están contadas por el registro federal porque ni siquiera han podido pedir la ayuda hasta el momento.